martes, 4 de diciembre de 2012

LAS BRUJAS DE CACHICHE

Hace muchísimos años en la ciudad de Ica entre dunas y  sol ardiente,  vivía una hermosa  joven que vivía con su abuela en una casita de cañas  y  barro en el  Caserío de Cachiche.
Era  solitaria y muy reservada a diferencia de las demás jóvenes de su edad,  tenía una especial predilección por los gatos.
 Algunas veces salía a pasear con su abuela por las calles del  pueblo, su largo cabello negro, su piel tostada y sus grandes ojos claros, le conferían una exótica belleza que despertaba la  admiración  de   quienes la veían pasar.
 Cuando cumplió quince años la abuelita dio una sencilla   fiesta  en su modesta  vivienda, para los  pocos  amigos y  familiares,   donde sorpresivamente  llego un extraño regalo de un admirador anónimo.  Tenía un atractivo envoltorio, la joven abrió el regalo llena de curiosidad  y saco la bella escultura de un gato negro  tallado en madera, con ojos de rubíes destellantes.
Cierta  noche  cuando la luna  iluminaba  la campiña,  a las doce en punto el gato cobro vida y la despertó diciéndole:
-     “Bella niña, levántate que tu admirador espera  debajo    del huarango.”
Ella obedeció de inmediato, salió cautelosamente,  pasando al lado de su abuela quien  dormía profundamente y se dirigió al sitio indicado.  Allí la esperaba un guapo joven de encendido cabello rubio  sobre un brioso caballo negro con mirada de fuego, estaba deslumbrada porque era un personaje poco común en esa región de personas morenas.                                                                                                          
Hipnotizada  subió a la grupa del  caballo de ese extraño y encantador joven, quien le sonrió seductoramente, se aferro embelesada  a su cintura y cabalgaron   atravesando el arenal que conducía a la gran duna de Saraja.
Se perdieron en la sinuosidad de las dunas, entre las arenas  grises,  iluminadas pálidamente por la luna.                                                                              
Al día siguiente  ella despertó y miro a su gato inmóvil y sonrió pensando que todo lo sucedido había sido un sueño fantástico. Este extraño suceso se repitió en muchas oportunidades durante  la luna llena. En los días siguientes la vida siguió su curso  entre los arenales, las chacras de algodón, los pallares y la dulce fruta de la campiña iqueña.   
Una de esas noches de luna llena,  el gato nuevamente  la despertó a la medianoche y le dijo al oído:
-     “Hermosa levántate que tu amado te espera en el lugar de siempre”.
La abuela dormía profundamente y como la vez anterior,  ella fue al encuentro del atractivo joven, subió a la grupa de su caballo y se encaminaron juntos a la duna de Saraja.
Al llegar allí, a una orden del joven, la duna de arena se estremeció y apareció una gran puerta que se abrió para darles paso, dentro había ambientes luminosos y sofisticados nunca antes vistos en esa zona,  música en vivo,  personas  muy elegantes  y amables  le saludaban sonrientes.
La música del ambiente era motivadora y las luces de ensueño, las mesas estaban colmadas de variados licores,  frutas, postres y deliciosos platillos.
  La mañana siguiente al despertar, nuevamente pensó que todo era un sueño porque nunca sabia como regresaba, estaba tan maravillada que solo deseaba seguir soñando.
Y así durante mucho tiempo, en las noches de luna llena se repetían esos encuentros  que se  tornaban cada vez más románticos.
Hasta que en una de esas noches la abuela despertó inesperadamente y la vio salir,  la siguió en silencio y la vio partir  aferrada a la cintura del  extraño joven.
Ella había escuchado que el diablo cuando quería seducir, se presentaba con  cabellos rubios y hermosa imagen y siempre en un caballo negro, se asusto mucho pero decidió callar por el momento.  En  la mañana siguiente la abuela fue a la iglesia y conto lo sucedido  al párroco, quien le  pregunto si la joven estaba bautizada, la abuela le respondió que no, entonces  el párroco contrariado le dijo que por ese descuido, el diablo la había capturado y que  debían bautizarla de inmediato.  Cuando llego el párroco  a bautizarla, la joven se rehusó enérgicamente pero no pudo evitar recibir el santo sacramento.
 Desde que fue bautizada, el gato no hablo más en las noches con luna llena ni en otras noches.  Ella entro en un estado de gran tristeza, no deseaba hablar con nadie y permanecía encerrada en su habitación,  a medida que pasaban los meses su vientre crecía: Estaba embarazada y a su abuela no le quedo otra alternativa que cuidarla.
Todos los amigos y el párroco estaban pendientes de su parto, extrañamente este demoro más de  lo normal, a los diez  meses dio a luz a una linda niña que fue bautizada de inmediato,  la joven madre murió pocos días después.
La  abuela muy triste dio cristiana sepultura a su nieta y se ocupo en cuidar a su biznieta el tiempo que le sea posible con la preocupación  de estar muy vieja para poder cuidarla el tiempo necesario hasta su adultez.
 Sin embargo…la abuela vivió muchísimos años,  paso los cien con mucha salud  y  vitalidad, porque su biznieta había nacido con singulares dones: conocía las propiedades de todas las plantas,    para alimentar, curar o dañar,    tenía una increíble energía mental para generar  el auspicio o el fracaso, podía predecir sucesos con mucha anticipación y precisión y tenía otros dones inexplicables y mágicos. 
Después con el paso de los años se observo que las hijas, nietas y descendientes femeninas directas de esta niña,    a veces  heredaban sus singulares  Dones  y  son conocidas  hasta la fecha como las BRUJAS DE CACHICHE.